Elsy Alpire Vaca

EL PERRITO RESENTIDO (Cuento breve)

(De Elsy Alpire Vaca)


¡Perdóname! Y basta ya de tanto resentimiento, tu mirada me atormenta, torturando mi conciencia. Le decía José Manuel a su perrito, que silencioso solamente le miraba.

 

Él recordaba que desde aquel fatídico día que llegó de la calle con sus tragos en la cabeza, el perrito había salido a recibirlo moviendo su cola y mirándolo con alegría al verlo entrar por la puerta. Fue cuando él le asestó una patada que elevándolo por el aire lo aventó hasta la pared del frente donde casi lo deja prendido allí para siempre. Al rebotar cayó al suelo sangrando por la nariz, creía sentir todo su cuerpo quebrado, y no podía salir de la sorpresa y el dolor, más la imposibilidad de levantarse para esconderse en algún rincón. Cerró los ojos y se quedó quieto pensando que moriría en pocos minutos, mientras su amo se fue a dormir plácidamente.

 

Después de algunas horas pudo arrastrarse hasta la acera, donde alguien lo vio, lo recogió y se lo llevó a su casa. Allí lo habían cuidado, curado y alimentado, pero él ya no sentía nada en su cuerpo sino que su corazón estaba destrozado sin remedio.

 

Habían pasado varios días y la esposa de su amo lo buscó hasta encontrarlo y con muchos ruegos logró hacerlo regresar a la casa, aunque las cosas ya no eran iguales, temía que el hombre lo volviera a maltratar cuando lo viera, pero se conmovió ante las lágrimas de su ama y por ella regresó. A partir de entonces cada día se sentaba fuera de la puerta para escapar en el momento que su amo apareciera.

 

El dueño había advertido el cambio de comportamiento y prefería no mirarle a la cara ni tampoco dirigirle algún alago; tanto le dolía haberlo golpeado sin motivo cuando él le había mostrado su cariño. ¡Le pediré perdón! Pensaba febrilmente y trataba de acercarse pero el perrito bajando la cabeza, se alejaba hacia el jardín y bajo los árboles lloraba su enorme decepción.

¡Perdóname hombre! Nunca más volveré a golpearte, me lastima tu mirada, ven acá…Y el animalito se escondía.

 

Pasó algún tiempo y un día cuando se disponían salir de paseo al campo, el perrito fue atropellado y murió instantáneamente, pero aquella mirada se grabó en el corazón de su amo para siempre.