Simplemente el amor
es el que te abre.
Es el que te hace,
aún más fuerte,
de lo que eres.
Este te muestra
siempre su cara
de voluntad.
Hay en él
muchas cosas
inexplicables,
simplemente
brota como
un frutal
en primavera,
que no sabes
realmente lo
que sientes,
y reverdece
en libertad
y en un lugar
muy raro
que te impregna
de todo
su ser
en tu ser.
El amor,
que simplemente,
aunque
no lo hayas
tenido
en tú ser,
sale y apunta
directo a tú
razón y,
sobretodo,
a tu corazón.
Lo sientes
como ese húmedo
palpitar
que va mojandote
como una lluvia
en la noche.
Que vuelves
a la vida,
después de
haber sido
otoño
o invierno.
Que no lo sabes
explicar
y simplemente
está ahí,
como ese
fragil
pero fuerte
impulso
que te ayuda
a vivir.