Poemas para el alma

Ardieron su entrega

Terminando mi trabajo rutinario,

el verano adornaba en tu presea;

tu foto convencida como relicario

cuidaba todo lo que mi ser desea.

 

Alaridos puros, todos y cada uno,

enredaban a tus sábanas blancas;

cada mañana nueva con desayuno

me sorprendías de bella en ancas.

 

Sentir la brisa dibujar en tu cara

desprendieron el artista que nació

cuando el viento te exponía clara

en siluetas, que mi amor recorrió.

 

Las olas jugaban un idea y vuelta

socavando la arena, al comunicar

el mar inquieto pedía mas muestra

de besos, para tanta agua endulzar.

 

Cuando el sol, la cima alcanzaba,

su reino se pintaba sobre la playa;

tu piel morena toda así bronceada

hacía orquesta visual con la malla.

 

Perdidos, solos sin alguien moleste,

en aquella distante meca veraniega

mezclando sabores que embellecen

nuestras vidas ardieron su entrega.