El día va partiendo en un ocaso gualdo
que el tiempo pinta en su correr a diario;
la tarde va muriendo y veo como
un gigante candil naufraga en el espacio.
El viento quebrantado ha callado su canto
ya raudo no galopa por la verde pradera
ya se viste la noche de oscuro terciopelo,
porque muere la tarde, cuando gira la esfera.
Es un paisaje triste que duerme en el silencio,
campea la soledad y la melancolía,
al féretro acompañan los fúnebres responsos,
cuando muere la tarde, cuando parte una vida.
Las sombrías colinas sucumben a lo lejos,
exhalando un suspiro al azul universo,
y en su regazo alberga el verbo en agonía
de un poeta que reza melancólicos versos.
Bebo un sorbo de hiel que anuda mi garganta,
que mutila mi pecho y de una herida profunda
vierte sangre escarlata mi corazón errante,
cuando muere la tarde, cuando cae a la tumba.
Tenebrosa la noche tiende su negro manto,
un ósculo traidor une al paraje agreste
con el cielo que riega destellantes luciérnagas,
cuando muere la tarde, cuando llega la muerte.