Esa noche fue encantadora, sin lugar a duda la una velada soñadora.
Juntos en una playa desolada, pues era de madrugada.
Tus tenias frio y mis brazos te brindaban abrigo.
Yo muy suavemente te hablaba al oído
Y tú con mucha imaginación me prestabas atención.
Tu mirada se perdía con la mía, tus labios un beso me pedían.
El ir y venir de las olas del mar nos cantaban su canción
La cual escuchamos con gran pasión.
El brillo de la luna en el agua reflejada mostraba una belleza incomparada.
Las pequeñas islas que al fondo se mostraban parecían pintadas.
La espuma que a nuestros pies llegaba se sentía como la seda mas aterciopelada.
La arena bajo nuestros pies parecía desvanecer cuando entre besos y abrazos dábamos cada paso.
Las estrellas acompañando a su astro mayor fueron el único testigo del amor que aquella noche vivimos con gran emoción.
Juntos por la playa grandes tramos caminamos y paso a paso nuestro amor alimentamos.
Nos sentamos después de un rato y te sostuve en mi regazo.
No podía dejar de acariciarte y mas crecia mi deseo por amarte.
Nos sentimos invisibles ante el mundo y nos hundimos en un sueño muy profundo.