Nueve lunas
y otras nueve lunas más,
me dejaron dos retoños
para llenar mi vida
y alegrarme más.
Me fueron regozijando
con amor y felicidad.
Entre llanto y risas
se fue colmando mi pecho
de un placer sinigual.
Gocé de la luz de sus ojos
que alumbraron mi andar.
Se mecía la cuna
con el dulce trinar
de los pájaros cantores
que venían a cantar...
Duermanse hijos,
duermanse ya,
que mamá incansable...
los mirará.
Y si la noche oscura
no los dejaba dormir
en mi regazo calentitos los tenía
hasta el nuevo amanecer.
Siempre iremos juntos
por caminos de fé.
Le pediré a Dios
que los guíe
lejos de la maldad
y vayan creciendo
llenos de amor y paz.