Hoy en este umbral
donde las azaleas de flores en racimos
aromaron el bronceo de tus besos,
donde la tragedia de los sueños
ahora sólo da vida a los esqueletos,
cuando de ti… ¡ya nada me apura!
ni de la senda cenagosa, su ruina,
ni el paisaje desnudo de la llanura
que en su espigo espejea ya la muerte…
labraré extinta la sed por tu fantasma inerte.
Y con la misma inquietud clandestina
con que miré tu noche cuajada de cocuyos,
como otra ficción más de mis mentiras,
si la memoria de mi piel se despierta
exhalado ya el suspiro al crepúsculo,
soñaré que aun con vapores agridulces
sigo dueña en desván de tus estrellas.
Y en ese estado permeado en la locura
imaginaré ser encaje de unos pájaros
que beben sin descanso de tus vinos… la tibieza
y que la hoja seca de inflamado movimiento
ya dejo de ser ola temeraria de quimeras…
hoy que puedo ordenar mi vida como quiero
también soñaré que no te necesito,
que amada nunca fui, como si no hubieses existido
para no tener que retornar con insistencia
al árbol cuyos frutos maduros se revientan
y mueren aún jugosos en lecho de hojas secas…
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso
Bogotá D. C. Colombia.