Cuando el sol se va, la noche llega,
Aparece el plenilunio, regalando su lumbre.
Y al verla mi alma se sube en la cumbre,
Del recuerdo de unos ojos, Que en mi ser alberga.
Como toda una doncella, ella se desliza.
Entre caminos de nubes, faroles de estrellas,
El mar la enamora con su fresca brisa,
Y el azul del cielo la hace más bella.
Es la luna, mi luna llena menguante.
Mi fiel amiga, testiga de mis penas,
De los cantos nocturnos fiel amante
Y la niña que baña, con su luz la arena
La noche prosigue, tranquilamente
Las hojas se adornan, con gotas de roció
Mi amiga se queda allá resplandeciente
Y yo me voy soñar, a unos ojos queridos