Existen millones de creaciones
y en todas se manifiesta la mano de Dios.
Hay paisajes y parajes tan hermosos,
y ni aún así se comparan con lo celestial.
Mas sin embargo, en un bello ser
al que todos llamamos mujer,
descubrí la divinidad flotando en la tierra,
y entendí la importancia de la eternidad.
Fue como capturar un reflejo de espejo
que desaparece al instante con la imagen,
sólo que ella se incrustó en mi memoria,
para no borrarse ni escaparse jamás.
e.g