Tu rostro me cautivo, tu cándida sonrisa
La sentí y como el aliento de Dios
Te vi partir
Marcada por el destino, dejaste tú reír,
Amarrado a nuestras salas con un
Aroma de azul alelí
Eras fuego y ternura, cálida dulzura
Que solo los ángeles cultivan en
El jardín del Edén.
Te arrimaste a nuestro corazón
En las frías mañanas de un tibio sol,
Hoy disfrutas de la serena paz
Del Dios del Amor.
Marcando tus pasos
Junto a quien te creo
Y hoy que sentimos tu silente lejanía
Deberemos mirarte a través del fuego
Que nace en el sol de cada día.
Vuela, vuela ángel de luz,
Duérmete pedazo de mi corazón
Que Dios te espera con mucho amor
A jugar la ronda, con el Creador,
Mientras aquí recordaremos
Al ruiseñor y acuñaremos su risa
Y su rostro, un rostro de fuego
Y de pasión infantil.
Vivirás en nuestras mentes
Como eras, brillante, serena
Con voz cálida, de niña buena
Llamando a sus amigos
Que la esperen a jugar
En la paz del Señor,
en la paz celestial.
Dedicada a la memoria de Michel María
Alumna del 4º año básico.