La ternura de sus brazos
La caricia de su voz
Me recuerdan a la maestra
Que dulcemente cantó
A los piececitos de niños
Azulados de fríos
Que en las mañanas de invierno
Bajo su lecho, quedaban tibios.
Solo tengo recuerdos
De mis primeras lecturas
Que marcaron mi vida
Con una suaves locura
Una pasión descontrolada
Por saber más del mundo,
Con sus mitos y leyendas
Para cantarles a mis hijos
Como una herencia sellada
Como una herencia oculta
De palabras escritas, con
Sentimientos de vida
ya gastada.