A veces, me muero para extinguirme
La muerte derramando óleo
En las venas grises de la vida.
Me muero de ayer para revivirme
El mañana apresado en la mueca
Agonizando el futuro pretérito
De mis penas
cayendo
en las fotos lapidadas
de un olvido
Me muero como aquella mañana
De globos bailando en la ciénaga
Gaviota, atrapada en el crepúsculo
Acorde de mis rimas entonando
-la tonada del vacío-
gritando su complejo mesiánico:
nada podía /salvo/ resucitar
las flores llorando mi entierro
Ellas son bujías /oscureciendo/
el eco omnipresente de mi voz
Sara Montaño