Víctor Callirgos

En el Polvo del Camino

Allí...

en el polvo del camino.

En el polvo

borrándolos el viento

sin querer,

perduran las huellas

de mis pasos

de ansiedad y de ternura

 

Allí...

sin querer morir;

allí, aferrándose a la vida

- que en su busca fueron -

aún hoy, a punto de perderse

arrastrándose en tu busca van.

 

Y aunque ciegos, ¡te ven!

te presienten y te aman

pues son parte de mí.

 

Y aunque están allí dispersos,

inermes al frío y al calor,

valientes, austeros y perennes 

esperan de ti, el amor.

 

Una tarde después de tantas,

recordando tus besos de abril

y la tersura de tus manos blancas

a buscar tu compañia fuí.

 

Fuí, aunque presentía

girar vaga en torno mío

la voluntad de Dios:

"Mejor que muera uno

a que muera los dos"

 

La tarde se marchitaba

con algo mío,

indiferente a las nubes,

al cielo y al sembrío,

menos al camino.

 

¡Ah! el camino,

tantas veces devorado

por verte sonreír,

por verte y sentir

tu aliento de perfumes...

y tus labios...

tus labios

que aún no puede definir...

 

Lindos, bellísimos

¡no sé cómo decir!

fueron los besos

que de ellos recibí.

 

..."Fueron"

- La nube se aleja,

no sé si por el viento,

tal vez por ser alada

y mis labios semiabiertos

van muriendo de sed...-

 

Pero aquella tarde

hacía calor y no corría

el viento.

Alguien sembraba cardos,

airampos y nopales sin frutos.

 

Y tú estabas allí...

en la casita de plata

donde un enero fresco,

matutino y cálido

llenos de amor y ternura

nos dimos el primer beso,

 

Néctar de sabor desconocido,

mezcla de temblor y delirante hechizo.

¡Fue el primero de todos los besos!

¡Él nos abrió las puertas del amor!

 

...Saliste del templo

- es templo tu casa desde aquel beso -

y enrumbaste por el camino...

El camino alegre tembló

al verme salir tras mi destino.

 

Lejano bramó el mar,

un periódico del día

entretenían mis manos;

mis pasos vacilantes

pisaron un flor de capulí.

 

...Con la voz, con la mirada,

musité  en tono suave

todo aquello que anhelante

en ese instante te pedí.

 

Mas fue en vano, lo negaste;

y yo tranquilo, sereno,

no me interesó perderte.

Medité en el pasado,¿me amaste?

 

Miré tu rostro...tus senos,

y cuando te alejabas

sola, despacio, mirando

el suelo sin llegar a verlo ,

desde el fondo de mi alma,

del corazón y mi sangre,

brotó tu nombre...tu nombre,

tres veces tu nombre.

 

"Gloria...- y no volteaste...

con pausa caminabas -... Adiós"

 

Di la vuelta herido,

el camino lloraba

y yo parecía tranquilo.

Dejando atrás el campo,

tu silencio y el camino, 

me senté en una piedra

a recordar lo vivido...

 

Mis pasos se quedaron,

ellos, ellos no me siguieron

¡se quedaron en el camino!

 

Uno a uno desfilaron,

azulados, amarillos,

la esperanza, la tristeza,

la ansieddad, el dolor,

la alegría y tu cariño...

 

Triste, canté canciones tristes,

el polvo de la tierra ávido de sed

ahogó mis lágrimas.

La pampa y el viento

ahogaron mis canciones...

 

Y la tarde,

y Dios que también lloraba

y tú, amada sagrada,

me ahogaron en dulce sueño.

 

...¡¡¡Gloria!!!

En el polvo del camino,

como fantasmas perdidos,

aún te esperan los pasos

de tu primer cariño.