Una eterna canción de amor
Un necio ruiseñor,
no cesa de entonar la misma canción amor,
dentro de mi envejecido corazón.
Una rosa de mil colores,
emerge por mi ventana
cada mañana,
me embiste con suaves pétalos,
y me platica de un lejano amor,
que emigró.
En las oscuridad de mis largos inviernos,
mil luciérnagas chispeantes
hacen su aparición,
iluminan mis sentidos,
y me quieren llevar
hasta el umbral infinito,
donde no se opaca jamás la luz del sol.
A estas horas de mi vida,
donde se vive de la evocación,
quiero llevarle a ella
una dulce canción de amor,
y que los grillos de la noche,
me acompañen,
a canturrearle una eterna canción de amor.