La noche se burló de una sonrisa que se esbozaba con certeza. La media noche tocó en sus campanadas un no irrefutable. La velada no calmó los abarrotados sentimientos. La mañana despertó las aves enterandolas que debían emprender vuelo. La tarde queriendo ser laborada. La noche presta a ser estudiosa. Mientras aquella hermosa mariposa lejos volaba, las ventanas de mi casa se mojaban y afuera no llovía.