En este regreso a lo infinito es cuando más desconcertada estoy.
Mi camino es la nebulosa que ves al final del sendero,
mi destino es una línea divisoria entre lo que fue y lo que será.
Te llamo después y suspiro sola ante la pregunta de lo inesperado.
Fabrico un sentimiento de la conmoción del desencuentro,
espero algo más del tiempo y del silencio.
¿Qué más puede dar? Le he robado las palabras al viento
y te las he dado sin pensar, sólo sentí que eran para ti
en ese indiscutible instante de necesitarte,
de que estés cerca, de que me contestes,
de que abandones la indiferencia y me aceptes.