\"Esperando que en esencia/ sea tu luz la que me alumbre,/ estoy temiendo que tu ausencia/ se me haga costumbre\".
Estoy aquí pero no sé hasta cuándo pueda,
te estoy dando lo mejor de lo que me queda
del sentimiento que en mis adentros habita.
Te ofrezco la eternidad de mi sentir, pequeña,
te sentirás tal cual como la verdadera dueña
de una ternura que por ti ya se hace infinita.
Aquí te espero y pasa el tiempo y no apareces,
te fuiste y no sé si esperar ahora a que regreses
para impregnar de luz mi vida con tu esencia.
Quiero escribir este poema pensando sólo en ti,
que lo que escriba se refiera sólo a lo que sentí,
pero estoy escribiendo de algo llamado ausencia.
Tú dices que no sueñas y creo que yo tampoco,
creí que mis sueños valían mucho y valen poco
y por esperarte he perdido ya el deseo de soñar.
Mi sueño es como un duende que se ha perdido,
allá en lo más recóndito, en lo más escondido,
en un bosque sin luz donde no lo puedo sacar.
Dices que no sueñas y yo ahora digo lo mismo,
vivo día tras día esperando al borde del abismo
y no te apareces pero tampoco me dices adiós.
Yo tanto que al Padre eterno por tu regreso pido
y a veces como hoy, me pregunto si lo ocurrido
será precisamente lo que quiere el mismo Dios.
No voy a ponerme místico, esto no es religión,
es falta de entendimiento, es falta de un perdón
que me haga más fácil esta dificilísima espera.
Hay esperas que por largas son inconcebibles
y cosas que por absurdas son como imposibles,
como que pidas que así de pronto no te quiera.
Estoy acá esperando y esta espera... desespera,
con una luz que muere y no deseo que muera,
pero eres tú la esperanza de tenerla encendida.
Esa luz ya es muy poca, se extingue esa llama,
yo esperando a una mujer que creo que me ama
y esta ausencia tan sólo me grita que me olvida.
Poema original de Álvaro Márquez
Venezuela
Todos los derechos reservados
7/3/2014