No soy estadística,
ni soy un mendigo pordiosero,
tengo alma corazón y vida.
Me alumbra un lucero,
diferente del mundo entero.
No soy castigo de los pecados,
sólo un regalo del Dios eterno.
Lloró y sonrió como cualquier ser humano,
me adorna una montaña a cuestas,
o me dibujo una sonrisa que nunca se pierde.
Mi torrente sanguíneo olor a muerte se esparce.
Se crece la mente en grandes proporciones,
tras veces sin sin manos o pies.
Aún así sigo vivo ,soy inteligente
y doy la esperanza aquel que nació pobre,
ciego, mudo y ufano con toda su belleza .
No olviden que sigo siendo ser humano
y no un monstruo del limbo perdido
por los pecados del alma olvidada.
Somos ángeles de Dios que por tanto amor,
nos envió para mostrar a la humanidad,
que la vida es un don de fuerza, perseverancia,
inteligencia Y HUMILDAD.
Ser especial o don de Dios estamos aquí,
en el mundo de los que son seres perfectos,
pero con corazón vació y soberbio.