Y la sombra tejía entre fuegos inmensos
nudos de sufrimientos, mientras el alma reía…
nunca ella sabría por qué era tanto lo que quería,
sus nudos ruidosos tal cual cascabel de noche
golpeaba a derroche tan sólo en soledad,
porque a decir verdad nunca desaparecía.
Sombra maligna tan sólo al acecho, de un alma
en desecho que luchaba por su felicidad…
alma que escapaba de la soledad y la oscuridad,
porque sus ruidos eran un tormento…
y que a la sombra lapidaba en el silencio
amordazando sus mil y un cuentos…
y ciega la dejaba con sus ojos de brillo,
al pensarte... y saberte en su destino.