A distancia te veo y finjo no verte. Esquivo la mirada que pudiera encontrarse con aquellos tus ojos miel. Los nervios me traicionan, me vuelvo torpe, iNo sé disimular!
Pasas junto a mí y es como una fuerte corriente eléctrica sacudiendo mis sentidos. Mi corazón se acelera, los recuerdos me atormentan, es como un remolino. No sé que momento capturar, si aquella vez primera en que me mostré ante ti desnuda, o cuando acariciaste mis senos con tu sexo ardiente; tal vez cuando mi lengua dibujó sobre tu espalda corazones con tu nombre y el mío o tal vez cuando sentí en mis adentros el correr de tu lava y el torrente de lluvia cálida humedeciendo paredes.
A distancia te veo y finjo no verte. Esquivo la mirada que pudiera encontrarse con aquellos tus ojos miel. El sonido de tus pasos me dicen que te acercas; es entonces que me siento atrapada en las redes del recuerdo.
Estamos frente a frente, mis ojos se unieron con los tuyos como se unen dos riachuelos que van camino al mar. La mirada que antes pretendia esquivar ahora se estaciona en tu rostro, pasa por tu camisa y hace una pausa en el ziper de tu pantalón, mis dientes muerden ligeramente el labio inferior. La mente me traiciona, comienzo a fantasear dejando atrás mi decencia de dama para convertirme en una mujer que no conoce la impudicia, que eyacula obscenidades de gozo al recordar aquellos momentos en que te tuve...a distancia, y tú tan cerca.
(Ana Silva)