Marellia

ZUMMA

 

 

Zumma es equilibradamente feliz, sentada en la piedra que hace las veces de banco al borde del estanque donde los patos se bañan columpia sus pies, plumones blancos y grises se arremolinan llevados y traídos por la brisa, ella se siente una de esas plumas, desprendida del cuerpo de su pasado, agitada en el viento, liviana su alma libre de ir…

Sus manos atrapan al vuelo una de esas grises figuras la posa sobre sus labios y la echa en un soplo a andar...

 

Siempre pensó  que la mente humana posee en fino equilibrio entre la locura y la razón, muchas veces bordeo la locura hoy siente que la balanza esta equilibrada, las cuentas saldadas y su cuerpo-alma en paz...

Los recuerdos hacen ronda y se atreven a jugar con su razón.

 

Era un día soleado de esos de invierno que invitan al disfrute…De muchas cosas su mente se protegió pero por alguna razón ese día quedo grabado en su subconsciente …a pesar de su corta edad recuerda unas manos pesadas sin afecto que se posan sobre sus hombros y la obligan  a sentarse en las escalinatas de aquel templo (no te muevas hasta mi regreso) ese fue el mandato y ella lo acató,

a su lado un paquetes de galletas y una botella de agua, su gorrito de lana y mas nada ...

Las horas se sucedieron como el paso de hormigas, una tras otras las personas entraban y salían del templo, nadie parecía prestar atención a aquella pequeña que sobre las primeras escalinatas de a ratos dormitaba.

Cuando el hambre hizo ruiditos en sus tripas con mucho temor comió las primeras galletas , luego no pudo parar hasta ver el fondo del envase, bebió el agua, el problema se presentó cuando sintió necesidad de orinar, su vejiga estaba a punto de estallar …pero su miedo a moverse era mucho mas…

sintió que un chorrito escapa y se contuvo, luego otro, y otro hasta que bajo suyo apareció un charco que se extendió corriendo en bajada.

¿Mamá por que no regresas?

Sus ojos se negaban a llorar pero algo le impedía ver la gente que pasaba a su lado con claridad, mientras el día se escurría, la tarde moría y su miedo crecía, tenia hambre, frio y temor a la soledad…

Las primeras luces se encendieron, la puerta del templo se cerró y Zumma quedó a  la vera de la nada ...

Unas manos sucias y un olor rancio la despertaron, sobre su rostro una imagen distorsionada la observa, trata de gritar pero no emite sonido ...hasta que de esa imagen de terror surge  la mas hermosa  sonrisa desde una boca desdentada, y una voz que calma su temor...

 Esa mano sucia y desconocida la rescata del terror aunque no del abismo de la vida...

Años de lucha y dolor marcaron su andar, los golpes dejaron costurones de cicatrices en la piel y el alma se curtió con el abono ácido de la desconfianza ...Silencios siniestros, preguntas sin respuestas y el abismo sin final... oscuro túnel que la llevó a varios intentos de suicido en una loca quimera por escapar.

Ahogada y al borde de sus fuerzas una vez mas fue rescatada por manos anónimas que lamieron sus heridas y endulzaron su alma…

y mamá que no regresa, ya no importa mucho  si lo hace.

Su  esqueleto  se reconstruye despacio, peldaño a peldaño, por fin la vida le muestra su costado mas suave, un tibio plumón  abriga, y el pan de la pobreza es menos duro.

Zumma esta en paz, su rostro curtido, sonríe, mientras prepara el almuerzo para el comedor comunitario, confinados sí, pero no vencidos, los integrantes de los pueblos originarios.

 

 

Lunes, 23 de Enero de 2012

11:07 p.m.