Me voy tan lejos en mis memorias
que allá recojo viejos recuerdos
aletargados.
Están aquellos que te muestran hoy
insoslayable,
como una imagen de sueños puros,
de mentes frescas, adolescentes.
Quizás te acuerdes,
el viejo barco adormecido en la rivera.
Y la escalera,
donde los vientos se empeñaban
en castigarnos.
En el sendero hacia la viña,
un beso oculto tras la colina
que revivía.
Cada momento un abrazo nuevo
que te envolvía con suave candor
el cuerpo entero.
Veo en los tiempos
los viejos alerces que se elevaban
entre los bosques,
suave morada de tiernos besos
que en el crepúsculo se revelaban
con ese ardor de joven dispuesto.
¡Cuántos recuerdos!
Vienen a mi hoy que estoy viejo
casi entregado a la presencia
de otros tiempos,
tiempos perversos.
CARLOS A. BADARACCO
6/11/12
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