Bicéfalo ser de antaño, de armiño. Fabularon tu honra en la arena de estiércol,
como si por duplicado el vértigo no te afectara. Tu ceño en calma,
crónico cuerno en medio, anuncio de arribo con cierto retraso por siniestros
fuera de término, fortuitos.
Aunque famélico, pensás doble del orbe adocenado?
Crótalo de tema recurrente, experto del ruedo que envuelve minuteros por doquier.
Apuesto a tu completo desdén, tu desparpajo, que baraja de lejos como oteando,
y no cede ante espejos. Tu porfía aguardo
aferrado al estribo del tren que chirría desafueros y benceno, también contamina. Luego me apeo en vórtice catalejo para rumbear hacia crípticos reinos
que conociera por tus sagas de países viejos y corsarios sin alfanje ni barco a vela. Ventura si descubro los talegos que enterraron contigo en papel de discípulo
y novel forajido, bajo remotísimas canteras,
aquellos viles bucaneros.