Ese doloroso frío
que no se apaga a fuego.
Ese maldito clavo
que no lo oxida el tiempo.
Ese cielo de tormenta
que no se borra con el sol.
Ese agujero negro
que no cierra el ayer ni el hoy.
Te fuiste
para no volver.
Me quedé
para volverte a ver.
El día que regreses,
el frío se hará caliente,
el clavo arena,
las mañanas alegres
y mi vida plena.
J.M. García
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