Es cierto que te amo como nunca ame,
Que te extraño como jamás, jamás extrañe,
Te deseo como si fueses mi salvación, y lo eres,
Te pienso y te sueño, aun estando despierto
Tu nombre golpea mi sien, y me atormenta,
El no escucharte ni verte, el no sentirte cerca.
Te amo tanto que solo nuestro Dios sabe cómo,
Y con cuanta pasión te amo, amor mío, solo,
Dios y yo lo sabemos.
Tus ojos que nunca vi, se me amanecen como soles
Te veo devorada por mi memoria, solo la muerte
Puede evitar que te piense y te adore como a una diosa.
Es de mesiado bello para que se convierta en realidad,
En los labios me aletean los besos que nunca tuve de ti,
En mi piel siento la brisa de esas caricias que yo solo soñé
En mis noches de ensueños, anestesiados por el deseo
De tenerte un día entre mis brazos doloridos por tu ausencia.
Te dibujo en mis manos de labriego, babeando y destilando amor.
¿Cómo se puede amar tanto, ¡mi dios!…a alguien que ni siquiera conoces?
Dame tú la respuesta a mi locura mi adorado señor...
Me desvanezco como un cervatillo recién nacido,
al no sentir tu presencia en mi mundo,
¿cuál será el tu mundo, amada mía?
Sé que te calienta el mismo sol que a mí,
y que sueñas bajo la misma luna,
Pero ¿En quién, piensas? No, en mi no, no…
Porque tú no sabes cuán grande es mi amor por ti.
No sabes que es a ti a quien tanto amo.
No pudimos escondernos de lenguas viperinas,
Y rompiere el hechizo y la magia de este amor.
En tus labios duermen mis anhelos,
Despertados por el eco del dolor.
Tus pezones van mordidos por mis sueños
Y tu vientre perforado de ilusiones
Esperando que un día puedan unirse con el fuego,
De nuestros anhelados corazones.
Autor Joaquín Méndez.
©reservados todos los derechos©
07/11/2012 11:36:28.