lumino

La rana Gustava (Mi homenaje a Gloria Fuertes)

 

La vida de ella

acabó en una paella.

 

La rana Gustava

gustaba de saltar:

Brincaba entre los juncos,

de una charca a un charco,

de un charco a una acequia,

de una acequia a una charca,

vuelta a vuelta;

nunca se mareaba,

la rana Gustava.

 

Jamas estuvo disgustaba,

pero cuando llovía

yo veía que disfrutaba.

 

Todos los días que amanecía

el día nacía para ella.

Ahora yace muerta,

sus ancas en una paella.

 

Sobre las ondas nadaba

en una honda poza,

cuando creyó ver

entre los desechos

a un insecto deshecho.

Cuando lo tuvo al lado

comprobó que era alado,

pero no advirtió

que con un sedal

más fino que la seda

estaba atado

y que un anzuelo

tenía atravesado.

 

 

Un pescador le dio caza

y a Gustava apartó de su casa.

Con la caña y una mosca

a las ranas, de manera tosca,

iba con maña dando caña.

 

La rana Gustava tenía un novio

al que no vio para despedirse.

Ahora todos lloran y oran

a la hora en la que Gustava, la rana,

gustaba de brincar entre las ramas.