Si me nacieran las palabras inmediatamente, tendrías en tus manos cientos de notas que hablasen de mis sentimientos hacia a tí.
Pero no hay manera
aquí no existen esos cientos de palabras,
lo único que tengo a parte de mis besos y mis manos son mis ojos;
siempre que te entretiénes acariciándolos con el brillo de los tuyos
mi alma siente un calorsito tierno de unos abrazos delicados
y viene y me dice: