Cuando muere la tarde
viven mis manos sin control.
Buscan las palabras,
el versar intenso
del sentimiento en mi interior.
Soy ciego sin pupilas,
risueño en ensueño
saltando de estrella en estrella
por colgarme de tu risa.
Descalzo he descansado
en tu encanto,
mis manos cosecharon
dulces rosas
que en vida no he soñado.
De tus labios,
y subiendo tus lomadas
y bajando en tu pampa,
a tu pupo
he llegado a besarle
en esta mente
que no conoce lo privado.