Irene..

Compromiso.

El único compromiso cierto, el de los hechos de la honestidad.

El ser consecuente a hecho amado, de lo que se predica con el sentimiento.

Llevarlo a la práctica valiente de la realidad.

Y si no, no modelarlo con la palabra.

Porque en el momento en el que lo suscribes
adquieres la obligación moral de existirlo.

Es tan fácil diluir el sentido de los valores.
Vaciándolos de contenido humanidad.

Porque no acepto que uno hable:

De igualdad
y margine.

De lealtad
y abandone.

De compañía
y ausente.

De canto
y silencie.

De comprensión
e indiferencie.

De libertad
y aisle.

Porque no puedes hablar del corazón
y estar hueco.

De la democracia,
y ser totalitario de opinión.

De la amistad,
y perder la orientación de su nombre.

De humildad, y ser rico de egoismo.

Derrumbándose su material insostenible de la contradicción.

El del dicho al "no hecho",
donde lo primero no era más que una volátil falsedad.

De lo que hay que huir

para no sufrir en las propias carnes de la emoción
la herida mortal de la decepción.

Directamente al centro de su latido.

Para que no te alcance la imperdonable estocada,
y más si padeces de hipersensibilidad al alma.

Es decir de creer a lagrimas juntillas en la letra sangrada..

..acometida sobre el cuerpo de lo delicado.