Desde el sillón dorado de mis eternas lejanías
entiendo que se cimienten en mí tus melodías…
Calculo… espacio y tiempo en todo esto
y no encuentro nada más que el momento,
aquel que me encierra entre paredes de papeles
que me dice que estás presente en esos anaqueles,
que en los cuadros colgados, esos de ojos enamorados,
reflejan luces chispeantes de lazos tornasolados
y llegan de allá para acá y viajan de vuelta
esos besos apasionados, burbujeantes y abrasados…
que son el aliciente vivaz que me permiten continuar
y viajar en esta vida tan larga y tan lejos de ti.
Son esos, tus besos que me atrapan y me atan
y que mis labios delatan, porque traviesos son;
besos, que mi piel cobija cada vez que llegan
y dibujados están aquellos, los que han existido,
entallando el camino que juntos hemos vivido;
besos de fuego, intensos… y eternos… rehílan en mi cuerpo.
Hija del Sol
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