Si no recibiste en tu piel, los golpes que yo he recibido,
si no sentiste el ardor de la burla, que sintieron mis oídos,
y si no transitaste en la noche, la tormenta que en mi se ha cruzado,
¿cómo puedes juzgar mis encantos, si no pasó en tí, el tiempo que por mi ha pasado?
Si sintieras el correr de tus lágrimas, lastimar tu jovial rostro,
y si vieras el reflejo en ellas, de ésta cruz que mi espalda llevo,
no sentirías necesidad de enjuiciarme, en tus críticas vacías de amor,
y verías en mí cada esfuerzo, que por mejorar siempre doy.
Si entonaras un verso o un canto, reemplazando así el dolor,
comprenderías que el odio te daña, como a mí tu falta de comprensión,
si dieras un paso de los que he dado, querido no me soltarías,
y sabrías que en éste camino, el amor siempre venció.