Deseo Consumado
(Jason Adrián)
Mientras los cuerpos celestes danzan en soledad,
Bajo la inmensa oscuridad del universo
Y se funden sus rocas con el calor de su piel,
Solo los suaves rayos de luz de aquellos astros,
muriendo a gritos en el triste vacío
Pasan a través del cristal,
Que oculta la intimidad de los dos amantes,
En la habitación iluminada,
por el fúnebre reflejo de las llamas,
De las velas azules,
Reflejo de sombras,
en las hojas amarillas de una vieja obra de poesías,
Y los dos amantes inclinados en la alfombra,
Suaves notas musicales del metal, en el aire,
Húmedo y tibio,
Miradas penetrantes de deseo,
Caricias que tan solo rozan los brazos de la amante,
Y húmedos besos en la gran odisea de su espalda,
Mientras la humedad del aire se desliza,
Como un río de cristales,
Como decía el maestro Neruda,
“Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua”
Y palpa con sus manos la forma de su amante,
Recorriendo el paisaje de su pecho,
Sus montañas, sus bellos prados,
El calor del deseo de sus almas, y su carne,
Por ser uno,
Hace palpitar sus corazones,
Y Mientras sus lisos cuerpos se alimentan de pasión,
Sus labios se entremezclan,
Hasta casi confundirse con un dulce postre de chocolate,
Cuerpos desnudos, ropa interior, parafina liquida en la alfombra,
Y en el aire, solo gritos de pasión,
Y es que es tan bella la danza del amor,
Privilegio de dioses, reyes y poetas,
Y en el alba, Descansan los amantes,
Con suspiros, deseo consumado.