CUANDO EL SOL…
A veces, cuando la esperanza parece huir en una pequeña barca de papel
Cuando no atinas a sonreír, y un algo extraño se apodera de tu alegría,
Entonces me atengo a una mirada al sol que nace temprano, y asoma valiente tras los cerros…
Ese color como el oro que viste reinas y reyes, pero que no cuesta nada
Esos rayos que regalan vida sin pedido, y abriga tanto a pobres como ricos…
Entonces me hace ver qué miserable soy cuando estoy triste...
Qué ingrata con la vida y con todas las bellezas que cada día se regalan.
Cuando detallo la nieve que suavemente se derrite ante sus besos
Y la vida sale desde los rincones más olvidados tornándose tibia
Y el brote de nuevas primaveras aparece, y nace un pichón cada segundo
Entonces me doy cuenta que no valgo nada…
Que merezco toda la tristeza y soledad pues la acepto.
Entonces sugiero desvestir una rosa y ver su corazón
Tomo una margarita aunque a Pablo no le guste
Cada palabra que me regala… uno a uno sus pétalos
Aproximándome a un sueño que parece lejano, pronunciando “si te quiero”
Advierto cuando una pequeña ola acerca mi barquita de papel
Y en un instante la deja sobre la húmeda playa...
Sólo una sonrisa tímida que se lleva el viento salobre
Y llega a desvestirme una gran ola y sacarme de mis sueños.
Ahí está de nuevo… se menea con las olas…
Le gusta ser el hombre que todo lo llena sin un solo grito
Sólo su voz tibia que alegra mis días
Y se apaga con un atardecer tan mágico
Que cuando el iris de su único ojo me observa
Doy gracias al Creador y me apeno por mí
Porque nunca debo sentir tristeza
Pues el anochecer estará vestido de diamantes
Con una novia ataviada de blanco, que siempre lo espera.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 11/12