A veces pensar en ti, no es suficiente,
no se trata de recordarte, y no tenerte,
no basta con vivir mil veces,
el fantasma agonizante de los recuerdos.
A veces pensar en ti, no llena todo
lo que el tiempo construyo de nosotros,
en los cientos de juramentos,
lanzados entre las nubes del infinito.
A veces no basta, con abrazarte,
si ya no sueltas el suspiro,
y tu cuerpo ya no tiembla ligeramente,
mientras conversas con las ideas del placer.
A veces no basta, llorar por ti,
si mis lagrimas tristes no curan,
no devuelven, las palabras sinceras
del adiós sentenciado al olvido.