5o.Reyes

TE ACUERDAS?

 

 

Roberto Reyes Cortés.

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5º.reyes

------------------TE ACUERDAS?--------------------

 

Te acuerdas del tiempo?

De ese tiempo que aprieta

con sus músculos de acero,

que te asfixia o lentamente te devora

y después, se va como si nada.

 

Tiempo pasado

que  ha dejado huellas profundas,

heridas tan hondas

que no puedes comprender?.

 

Que  habremos hecho?

para que sea tan brutal,

impaciente y miserable.

 

Para que habiendo

llegado una mañana

se quedara junto a todos

para siempre.

 

Me acuerdo

cuando mi cuerpo

apenas era, el de una flaca golondrina,

sin plumas, sin alas, sin sueños.

 

Sin haber mirado el cielo.

 

Te acuerdas?.

De cuando te besaron

por vez primeras los

tiernos labios

de tu madre.

 

Habrás pensado

que hay detrás de la cara bonita de la luna?

Del roce del viento en los umbrales

y del paso de la luz,

en sus dos ojos azules?.

 

Nunca podremos comprender

cual es, el corazón del hombre,

ni el grito de los grillos

flotando en el espejo de la laguna.

 

 Me estremece

la voz triste del búho

que en la negrura

de la noche llora solo,

terriblemente solo,

muriéndose consigo mismo,

sin ninguna redención,

sin ningún rezo,

rodeado de los naranjos

llenos de flores.

 

Soñando cada amanecer

con los alcanfores,

que traspasan las nubes

llenas de polvo de las estrellas,

y con  el salto vago

del agua del pobre arroyo.

 

Que las ventanas de la razón

pudieran abrirse,

pero el moho

del tiempo las ha atorado

y el viento empuja a los cristales

que hacen ruido de madera adolorida

y  de monótono silencio.

 

Los ojos saltones de la noche

miran a través de las tinieblas,

están buscando encontrar

el porvenir de otras edades,

el paso de los sismos por el clima,

el dolor del hambre por el mundo

y los pies descalzos que caminan.

 

Un ser humano se dobla

para morir desangrado

por la bala asesina que dispara el cazador,

y la tumba, habrá cobrado otro trofeo,

sin que esto signifique nada.

 

Pero en la sombra de los árboles,

en el acantilado del monte,

en las plazas,

en las ciudades,

en el hogar,

en las familias,

hay dolor hondo y sentido

que se esparce por los rumbos.

 

Que se riega con el aire,

que se funde con el llanto,

que empaña todo,

que nos envuelve,

y vuelve de nuevo la pregunta:

“Te acuerdas de  cuando eras golondrina”?