I
Habrás vuelto por aquellos
desérticos momentos del idilio,
habrás también borrado
los nombres que por encima dibujé
de algún deteriorado aviso.
Habrás –y doy por cierto- suprimido
todo vestigio iluso, hecho desangrar
–intención cobarde y alevosa-
la carne esférica de nuestro porvenir.
II
Aún doblaré la esquina
al final del camino por donde te quedaste
a partir del principio de tu historia.
El mundo se bifurca siempre
tras de ti. Llevas los lugares
y los minutos próximos
que se demudan al caer la tarde.