De repente, te sorprende un aplauso,
y te sentìs casi còmplice, algo ajeno,
La cotidianeidad dobla su pàgina en desuso,
y te volvès un escritor perplejo,
y contàs palabras y llegàs al verso.
Solo un bosquejo allana a tu corazòn
Solo un bosquejo lo hace estrofa y lo rueda lejos.
De repente, tu identidad traspasa el espejo,
y la ves, tu poesìa es hija de tu cuerpo,
tu poesìa arranca todos los puertos,
tu poesìa resuelve por sus estrofas,
y vos escuchàs el llanto de su primera rima,
el rasguido de su tierra la reafirma afuera,
a los ojos del lector que tiembla y luego te la lleva.