Noche de ofrendas
Yo vengaré tu soledad de cada día,
te arrancaré del tedio hueso a hueso,
no lo sabrás pero mi olor espeso
perfumará tu sueño y tu agonía.
Yo detendré por ti la hora vacía,
liberaré el dolor sin más suceso
que un tiempo para no ver ya más preso
ni tu temor ni tu melancolía.
Escaso es lo que pido, yo diría
que basta tu reír, tu buen regreso
a un cielo de color y de porfía.
Es la hora gris, en ella me aderezo
de sol, de libertad, de tu fe mía,
que ya acompaña, amor, tu pie y tu beso.
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05 11 12