¡Puedes escucharme un momento!
cierra los ojos un instante y percibe
como late el Universo; siente
como viajan a través del espacio
las ondas del calor y la armonía
y me ofrecen la bondadosa luz del día
para verte sonreír y así…¡gozar!
o la noche para mí, para volar y soñar.
Aquello que ahora adviertes
como una cascada de ondas divinas
que centellan a tu alrededor
son querubines ahítos de amor
que el corazón de Dios vierte
en su hora sagrada, ¿aún no adivinas?
Mira hasta se ha abierto una flor
que el aire mece y besa un picaflor.
Admira como todo confabula
y hasta el cielo se enternece
en este mágico momento,
tal parece detenerse el tiempo,
todo calla solemnemente,
- excita a la tierra un suave temblor -,
unas palabras desenredan mi voz:
¡soy fuego, al declararte mi amor!