Llevas el nombre de la flor
porque así lo quiso el destino,
por honrar tu piel, imagino,
o simbolizar el amor.
Porque es tu belleza tal
que no la iguala ninguna;
sea estrella, sol o luna
o la luz de brillante metal.
Quizá lo que más impresiona
no sea el color ni tersura,
en ti algo ambiguo apasiona
Mucho más, divina hermosura,
es la espina que alecciona,
antes que el goce de tu tersura.