Hace varias noches
tuvimos en casa una
reunión de amigos y familiares.
Comenzamos en casa desde
muy temprano a hacer
los respectivos preparativos
para tal acontecimiento.
Hacía ya un tiempo que no
nos reuníamos, en casa.
Una cena no muy rimbombante.
Sencilla, simplemente,
la intención era reunirnos.
Todos nos esmeramos para que fuese
todo muy bien presentado,
y la senc illa comida
fuese bien degustada,
y, sobre todo, aceptada.
Llegaron los invitados.
Eramos ocho personas en total.
Pocas, entre los más allegados
comenzamos a cenar.
A los pocos minutos de comenzar,
me llaman desde la clínica
porque tenía que atender
de urgencia a un paciente
que se había fracturado un brazo.
Tuve que abandonar la cena.
Así que ella se canceló
hasta que yo volviese de la clínica.
Llego, y un amigo ya estaba
medio dormido en la mesa,
argumentando que había ese día
jugado un partido de fútbol
y estaba rendido.
Mi llegada lo hizo volver
al mundo de los despiertos.
Comienza nuevamente la cena;
todos estábamos famélicos
debido a la hora.
Se sirvió un caldo, el cual
estaba horriblemente salado.
No hubo solución, algunos
lo tomaron, otros no.
Era cuestión de agregarle mucha
agua caliente, pero, eso pasó.
Después se sirvió una entrada
de arrollado de papas con atún,
mayonesa, aceitunas,etc.,etc,
pero las papas daban la impresión,
o sensación,(como dice el gobierno)
de que estaban muy crudas,
se notaba en el paladar.
Eso no fue todo.
Se estaba cocinando pollo al horno y...
¿qué pasó?, se cocinó demasiado
y se quemó. ¡Bravo! ¡Bravísimos
cocineros de la casa!
Tenía ganas de tomar el mantel
y darle un tirón para que elementos
de la mesa, fuesen a parar al piso.
Tenía ganas de esconderme
debajo de la mesa.
Pero, la cena debía continuar,
como la vida...
Hicimos una picadita de aceitunas,
pickles, queso cortado en fetas,
las cuales algunas estaban secas...
en fin, la cena debía continuar.
El vino tinto que estábamos tomando,
exquisito.
Creo que fue lo mejor de la cena.
En un momento dado,
a uno de nuestros amigos,
se le resbala el cuchillo
al cortar ese fabuloso pollo
quemado, y se lesiona la mano,
sangrándole.Pobre muchacho.
Enseguida agua oxigenada
con venda incluída.
Uno al usar soda, en este caso
era un sifón, el cual al apretar
el gatillo, la soda se desparrama por el mantel,
por supuesto, mojando y manchando parte
de la exquisita cena. Y bueno,
la cena, como la vida, debe continuar...
Y aquí viene el remate...
de esta cena frustrada: tengo
un matrimonio amigo que son
muy finos al comer, sobre
todo el postre, ¿cuál era el postre?
Duraznos en almíbar.
Comenzamos a cortarlo con
tenedor y cuchillo.
Directamente yo le encajo
una cuchara y así lo voy
cortando de a poco.
Pero esa noche hice la excepción de,
como los otros,
usar tenedor y cuchillo.
Hete aquí que al hacerlo
se me resbala el durazno
y va a parar a una de las tetas
de la esposa de uno de mis amigos.
Tenía un pronunciado escote
y el durazno se le encajó
justo en él, en medio de las dos...
y con estas palabras concluyo
el relato de esta agradable, exquisita
y frustrada cena. Hasta la próxima...
Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 16/11/2012)