El Caballero de la Rima

Supervivencia

Desfilan los años, transitan los meses, franquean días,

sigue dando giros la noria.

y los quelonios retornan a desovar en la misma playa fría,

esa que alguna vez los vio nacer.

 

La presurosa madre enviste la ardua tarea de zanjar la arena

Para confiar con ternura el fruto de su preñez ,

Luego retorna al agua a continuar su vidorria

con la esperanza viva en aguardo de una era,

esa cuando merezca reunirse con su familia.

 

Ahora duermen en la sílice los suaves huevecillos

Ignotos de la aventura que paciente les espera.

Desarrolla la vida su valioso misterio

dando forma a las criaturas que en su interior se despliegan.

 

Al término de la gestación emergen temerosos

El sol les quema los ojos que recién abren para tratar de observar,

Saben que no están solos pero no si son pocos

Y la carrera por la supervivencia acaban de entablar.

 

Sus patas adecuadas para el nado

No les permiten el diestro avance en pos del agua

Hay que arriesgarlo todo por alcanzarla

Pues solo allí tienen posibilidades de subsistencia

Negadas totalmente en las cálidas arenas de la playa.


Tropiezan entre si desesperados

Escuchando una algarabía a lo lejos

Presas de temor corren parejos

Sin voltear a ver cuantos lo han logrado.

 

Agónicos metros se convierten en kilómetros

Y el desenfreno se convierte en pánico

Cuando sobre sus cuerpos cual misiles caen pájaros

Que un banquete contemplaban desde el cielo.

 

Eran cientos que yacían en la arena

Tiernamente por su madre colocados

Sólo cinco llegan al agua serena

Dejando atrás los cuerpos de sus hermanos arrasados.

Autor:

Tomás Enrique Maneiro Quesada

EL CABALLERO DE LA RIMA