Víctor Callirgos
DIOSES LARES
Desde las montañas eternas de los dioses lares,
nuestros más antiguos y fieles ancestros,
aquellos que escrutaron sabiamente
los oráculos del Verbo en el libro del tiempo.
Aquellos que al principio interpretaron
la danza fantástica de los humanos sueños
y con el primer rayo del alba encendieron
el bosque de los siglos con su inagotable fuego.
Desde las moradas eternas de los dignos manes,
titanes heroicos que cogieron del misterio
la divina simiente en la noche de los tiempos.
Dioses que al imponente océano de los evos
augusta florecer la gloriosa luz distinguieron.
¡Amados maestros de la vida! ¡Esencia de mi estirpe!,
hermosa melodía del oculto y mágico elemento,
trompeta de sonido inagotable, casta raza de mi ser;
supremas voluntades que labraron con amor intenso
la piedra fabulosa, la áurea puerta de los cielos,
hoy recibo su mensaje y lo doy al mundo,
bebida que calma insaciable sed del alma,
río que se abraza atávico a su ser.
Hoy sigo amoroso las huellas primigenias
cuando descalzos y desnudos, con supremo esfuerzo,
los rostros y lomos sudorosos, aún lejano el horizonte,
pacientes abrieron lo escabroso del sendero.
Subiendo la montaña hallé su humilde ejemplo,
antiguos testimonios forjados por el Nombre,
riqueza del real tiempo en el infinito espacio,
inefable gozo que a los cielos llena,
influjo que hoy alienta (¡cómo nunca!), mi deseo de volver.