No me intimida la soledad,
ni me asustan las noches sin tí
me acongoja que será de mí
en la malevolencia de la oquedad.
En la invariabilidad de mi cariño
y el irraciocinio de tu desamor,
no pienses nunca que el rencor,
me descienda al desaliño.
Pero los tiempos son sabios
y la factura nos cobra,
dejando lo que nos sobra,
para curar los resabios.
Es mi interés por eso,
no dejar cuenta pendiente,
no se me olvida y tengo presente,
el sabor del primer beso.
Te alejaste sin siquiera
decir ¡me voy! y en silencio,
olvidando hacer un consenso
para que lo nuestro acabara.
Por eso no me intimida la soledad,
ni me asustan las noches sin tí,
me pregunto que será de mí,
ahora que ya disfruto mi libertad.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN, MEXICO, 17 Nov.12