Hay palabras que parecen caminos,
extienden sus sonidos a lo largo del bosque,
y me murmuran en silenciosos claros:
lo que no encuentro,
lo que descubro,
lo que me asombra.
Me intimidan -envalentonadas- cuando me retan:
por lo que fallé,
por lo que ni intenté,
por lo que dejé, sin saber por qué.
Hay palabras que escalan montañas,
con sus acentos justos me elevan mas allá de mi altura.
Me llaman desde el rincón que me vigila :
donde nadie me apura,
donde suelo ser un coro desafinado,
donde corrijo mi tono para poder gritarte,
y entono la melodía que quiero obsequiarte.
Hay palabras que vuelan desde mi aliento,
pájaros que libero muy de vez en cuando,
y me recuerdan que allí dentro,
en algún lugar que aún duele punzante y en silencio,
están las que dijiste un día antes del final.
Algunas consonantes se arremolinan en mi lengua,
y amontonan gritos que no consigo gritar,
arrastran asperezas de vocales que se hacen duras:
los momentos más difíciles que vivimos
cuando hubo desencuentros sin confesar.
Algunas palabras tienen letras abiertas de par en par,
ventanas que se abren como arco iris
y me iluminan el pensar;
el viento las lleva flotando hacia la cima
donde siempre, entre el humo y la ginebra,
llego con la birome a dibujar tu cara
en miles de poemas que en tu busca salen a caminar.
HECHA LA RESERVA DE DERECHOS : Jose Memijos