Déjame, amor, que vele tu corazón,
que lo visite con tu permiso,
que sienta de cerca sus tiernos latidos;
tan solo un minuto sintiendo el calor.
Déjame, amor, dos corazones fundir
en estrecha y tierna encajada,
fundiendo arterias y venas en río potente,
aunque dure tan solo un minuto.
Déjame, amor, que aquella flor bese,
la amapola que luce en tus labios,
con tacto de terciopelo de un rojo intenso;
tan solo un minuto el néctar libando.
Déjame, amor, que mi corazón te ame,
degustando el tiempo de los sentidos
en la fuente que besos de miel gotea,
aunque solo dure el tiempo de un suspiro.
Pau Fleta