Aún eres tú cascada
de sombras y muchas luces
deslizando en tus palabras
caramelitos y cruces.
Aún eres quien me tiene
enamorada a tus plantas,
como una trémula estrella,
de tu cuello estoy colgada.
Aún soy música de río
que te suele adormilar,
como rueda en dulces bríos
por tu cuerpo circular.
Aún eres tú aquel hombre
que baña mis dulces noches
que me deja sin memoria
al sentirme en tu desborde.
Aún tus fuegos son cantares
y el fuego es constelación
y tus palabras quemantes
desatan mi desazón.
Aún tú eres quien me empalaga
brisa con azúcar blanca
¿Por qué tú has de enamorar
a la que nunca has de amar?
Mi callado remolino
galopa a ciegas tu cielo,
los relámpagos y el viento
me devuelven un desierto.
Quisiera mi tiempo a solas
en el más alto silencio,
si tus labios se desbordan...
¡No escuchar cuando me nombras!