EL ÁRBOL DEL AMOR
Lágrimas y alegrías se reflejan en tus hojas
y con gotas frías expresas tu canto,
de recodos entretejidos e hileras entrelazadas
adornas tu simiente, la cual es pura y sin quebranto.
Y en tus tallitos se unen las penas con el llanto,
haciendo que tus hojas pierdan vida y encanto,
pero tus flores no mueren… viven con la luz del sol,
la cual ilumina tu ser con rayos de sutil candor,
el sol vuelve y te ilumina con esmero y con cariño,
y hace que tus hojas caídas/ se restauren y cojan brillo.
Tu tronco es fuerte… aguanta truenos y relámpagos,
no está sembrado en arenas movedizas,
está sustentado por abono y cenizas
de aquellas fértiles tierras empapadas de nutrias.
Tus ramas duras como la piedra,
y suaves como alas de palomas,
tu raíces fértiles entre las sierras
y llenas de esperanza entre las lomas.
Y si alguien se asoma a tomar de tus frutos,
veras como con gusto… él saldrá de tu hábitat.
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