Sin embargo quiero, olvidarme de todo
de hacer versos quizás que hablen de los dos,
de repetir tu nombre encharcado en el lodo
o con zozobra inquirir sincero adiós.
O no s é qué es lo prudente cuando llega el olvido
en la apariencia ingrata de quererte olvidar,
pues cada vez que duermo a mi Dios sólo pido
que el rencor que te guardo ¡no me orille a matar!
Ya sé que no mereces el odio que te tengo
porque el que no perdona Dios no perdonará;
(eso dice mi Biblia) Pero sólo me abstengo
de seguirte queriendo sin poderte olvidar.
¿Cuánto dura el olvido? Qué es martirio y calvario
que no se acaba nunca ni volviendo a querer,
eres como un viejo retrato en el armario
que aunque el polvo lo cubra siempre se deja ver.