Las ramas golpean el ventanal
Al suave ritmo del viento otoñal
Y nuestro cuarto en silencio sepulcral
No deja de llorar tu presencia inmaterial.
De las paredes brotan los recuerdos
En retratos que parecen hablar
Y sobre nuestra cama repartí tus cartas
Para que me volvieran a enamorar
Para que fueran palomas blancas que pudieran volar.
Cada pieza de nuestra historia tiene algo que contar
Son retazos, son instantes, testigos de nuestro andar
Un universo de materia de textura desigual
Que recorro y acaricio porque los quiero despertar
Quiero que dulcemente me vuelvan a emocionar
Pero me miran extrañados,
se parecen burlar
de este mi vano intento
de querer escapar
del dolor inmenso
que tu ausencia me da.